¡Sálvalo Señor, mantenle el pulso!

30.12.2019

Artículo sensitivo | Rompiendo el silencio.

Viernes 13 de Diciembre, 2019.

No sé cuántas veces repetí esta frase, cuando mi hermano yacía en el suelo. Estaba sola con mi teléfono marcando al 911, y mi cuerpo temblaba, sabía que no era una pesadilla, y mi reacción solo era intentar buscar ayuda para que recuperara su aliento. Poco a poco su vida se desvanecía frente a mis ojos, mientras clamaba a Dios para que la ambulancia llegara tan pronto como pudiera y así salvar su vida. No dejaba de temblar y llorar al mismo tiempo, ¡Dios por favor sálvalo, solo tú tienes el poder!, repetía una y otra vez. Me arrodillé en la cocina mientras el 911 se mantenía en línea con mis vecinos, y mientras ellos intentaban salvarle la vida brindándole RCP, a la par que esperábamos la llegada de la ambulancia. Caminaba desde el patio y hacia el portal, una y otra vez, me percataba de que su pulso continuara mientras rogaba en mi mente que apareciera la ambulancia. No sé cuántos minutos pasaron, pero cuando llegaron se había hecho tarde, mi hermano ya había partido. Me quejé con el personal de la ambulancia, estaba histérica, y mi única salida era llorar, llorar y llorar, mientras que algunos vecinos iban llegando y familiares por tan impactante noticia. Me arrodillé a su lado, con mis manos en el pecho de mi hermano, no podía siquiera mirar su rostro, pero con mi otra mano tocaba su frente y sus cabellos, diciéndole cuánto lo amaba y cuánto lo amábamos, le pedía perdón porque esa semana estaba sentida con él debido a una discusión la semana anterior. No tuve oportunidad de hacerlo sentir perdonado, aún procesaba dentro de mí la manera en que me acercaría después. Era tarde, ya no oía, ya no sentía, se había ido, para siempre. Su decisión repentina marcó mi vida, dejándome la lección más dolorosa del año 2019: Nunca dejar para después el hacer sentir perdonados a los que nos han herido de alguna manera, porque el perdón no es olvidar, es recordar la situación con misericordia hacia el otro. Esta vez no se me fue concedida la oportunidad de enmendarnos, mi hermano consideró salir de esa manera de sus frustraciones. 

 En estos últimos meses Dios había inquietado mi corazón para orar principalmente por su eternidad, así que pedía una y otra vez que Dios le concediera una eternidad con él. Estoy confiando que Dios así lo hizo. Fueron días duros para mi hermano, mi corazón se hacía pedazos cuando podía ver sus luchas internas y sentir la impotencia de no poder hacer mucho más. Josías para mí fue un instrumento de Dios para nosotros. Aprendimos a amarlo en muchas de sus caídas y nos forjó una hermosa paciencia. Lo amé muchísimo y mi deseo era verlo progresar y salir adelante sin importar qué.

Agradezco a Dios por los meses anteriores, porque hemos visto cómo él fue trabajando en la vida de mi hermano en medio de su condición médica. Lo recordamos ahora con alegría y gratitud y detendremos en el tiempo su vida en los mejores momentos. Estos son los momentos más difíciles de nuestras vidas, son las despedidas más difíciles de la vida. Nuestro consuelo y paz es saber que Dios es grande en misericordia y sus juicios son justos. Él es nuestro sustento y nuestro socorro. Él es nuestra esperanza y quien hace nuevas todas las cosas a través de su amado hijo Jesús. Me aferro, nos aferramos como nunca antes a la cruz de Cristo. Caminaremos una vez más con la fe más fortalecida y un corazón sumiso a su perfecto dominio.

UN POCO DE MI HISTORIA

Mi hermano tenía una condición mental bastante complicada, luchaba muchísimo y este año se agravó su sistema neurológico y psicológico. Los años anteriores fueron difíciles, puesto que algunas de sus reacciones impulsivas más constantes era la ira, la violencia física/verbal y el rechazo. Dios fue cambiando mi corazón con respecto a mi hermano, ya que no sabíamos exactamente la lucha mental que él lidiaba todos los días y que lo impulsaban a lastimar a otros, entonces yo también luchaba con mi trato hacia él. Dios utilizó a mi hermano en casa para forjar en mí, carácter. Pero al mismo tiempo, forjó una profunda compasión por él, un amor genuino que me hacía acercarme a él, aún sabiendo que podía herirme o rechazarme bruscamente. Él era un joven consciente, solo que debido a su situación, sus impulsos eran algo constantes.

No me molesta, ni apena contar sobre esto ahora, porque tengo una profunda carga por animarte a que pienses en este tema: ¿Cómo amar a personas con desórdenes mentales?, y de paso te cuento un poco de mi historia.

Pasaron cosas muy duras entre mi hermano y yo, que para otros hubieran sido razones quizá tratarlo igual de mal o rendirse con él. Vivir aquí junto a mi hermano, se fue convirtiendo en un entrenamiento para mi fe también. Soy ahora lo suficientemente honesta y franca para confesar que en años pasados, yo llegué a odiar literalmente a mi hermano, siendo cristiana y sirviendo a Dios, tenía odio hacia él, un rechazo tan profundo que le doy gracias a Dios que lo deshizo en mí, para entonces amarlo como él era, tanto que un día entendí que amar a alguien es rogar tanto por su alma, para que no pase una eternidad sin Dios. Literalmente lloraba, y clamaba que Dios le salvara. No salvó su cuerpo esta vez, pero sé que salvó su alma y eso me basta.

En aquel tiempo, no recuerdo edad, creo que tenía como 16 años y un poco más, cuando habitaba en mi corazón ese odio hacia mi hermano, y ya conociendo un poco más de la Biblia, venía a mi mente el siguiente verso:

Juan 4:20: Y si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto; Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?.

Literalmente martillaba en mi mente ese versículo una y otra vez. Yo quería amar a Dios, pero estaba inquieta porque sabía que yo estaba siendo muy hipócrita delante de él y de todos. Decía que amaba a Dios pero en mi corazón odiaba a mi hermano, llegué al punto de pensar que era mejor abandonar la fe, porque batallaba en mi corazón, quería amar a Dios con todas mis fuerzas pero al mismo tiempo no quería dejar ese odio profundo por mi hermano. Poco a poco al tener la palabra de Dios en mi mente y su guía, comencé a orar por lo que sentía, contándole a Dios cuánto enojo y dolor tenía y expresándole también mi deseo de aprender a amarlo y abandonar el pasado y tener suficiente misericordia y compasión por mi hermano en su condición. Dios lo concedió. Me dio años de práctica junto a mi hermano, pude aprender a amar y perdonar lo que parecía imperdonable, aunque aún lidiaba con recuerdos difíciles, el amor derramado por Dios en mi corazón para mi hermano se fue haciendo mayor, se fue haciendo más fuerte que los recuerdos del pasado.

Aprendí a ver a mi hermano con nuevos ojos, y aprendí a tratarlo aún sabiendo que podía seguirme rechazando. Las cosas que más recuerdo han sido sus cumpleaños, él siempre rechazó las celebraciones pero siempre me atreví a darle algo, agradezco a Dios que estos últimos años él aceptó esos gestos de mi parte. Algunos no se atrevían a acercarse por temor a sus reacciones, y es comprensible porque casi nadie sabía de su condición psicológica, neurológica y emocional. Sin embargo, algo que aprendí hace poco de Miguel Núñez un predicador reconocido, él dijo: "El amor es complicarse la vida, para descomplicar la del otro". Recuerdo con mucha alegría no haberme rendido con mi hermano, ayudarlo muchas veces y aprender a entenderlo y amarlo con todo mi ser.

Estos dos últimos años, pude ver cómo Dios fue cambiando el corazón de mi hermano, él cada vez que lastimaba a alguien, lo meditaba después y pedía perdón sin temor. En serio admiré eso de él. Recuerdo los momentos en que nos perdonábamos y las veces en que usé de misericordia para con él.

Él era muy extrovertido, aventurero, risueño, chistoso, servicial y temerario. Tenía un gran talento con las manos, era un caricaturista innato. Fue mi mano derecha en cuanto a trabajos manuales que yo no sabía hacer. Soñaba con tener mi propio negocio y hacerlo parte mi equipo oficial de diseño. Era demasiado creativo, de él aprendí el reciclaje creativo, me animaba todo eso al mirar lo que él podía hacer, gracias a Dios me dejó ese legado para ahora honrar su memoria. En medio de todo, Dios me permitió ver su corazón, y sus luchas. Con él aprendí a pasar de la empatía a la compasión en acción, así como al perdón. Hoy extraño su vida como nunca antes, extraño sus chistes y su ternura siempre allí.

Este año el tema de la compasión ha sido muy claro, el hecho de desarrollar un carácter compasivo, es algo que Dios quiere tratar en todos sus hijos, y años tan difíciles como el 2019, me han dejado claro ese trato especial en mi corazón mucho más. Agradezco la bondad de Dios de enseñarme sobre eso y experimentarlo con mi hermano todos estos años. Muchos de ustedes que me leen saben parte de la historia de nuestra familia y solo quiero que vean a Dios en todo esto, en medio de las pruebas más duras, él nos sigue santificando a nosotros su pueblo, utilizando las experiencias más dolorosas para llevarnos cada vez más a un estado real y total de sumisión a Dios, humildad y mansedumbre.

INTENCIONALMENTE COMPASIVOS

Quiero dejarles estos extractos de una predicación que tocó mucho mi corazón. Es por el predicador y médico, Miguel Núñez, bajo el título: Ojos para ver, amando a las personas con desórdenes mentales.

Él predica que la característica #1 de la vida emocional de Jesús fue su compasión y estamos llamados a imitarlo. Nos suele pasar que hacemos énfasis en lo que es el espíritu del evangelio de la gracia y luego nosotros no lo copiamos, no se nos pega, por así decirlo, el espíritu compasivo de los pasajes que revisamos, porque eso es algo que es como un común denominador a lo que el Señor Jesucristo fue, y una de las cosas que sirven de base es la necesidad de ser manso y humilde. Como Cristo dijo: "Aprended de mí, que soy manso y humilde", lo que él está diciendo ahí es: Esto es la base para mucho de lo que tú tienes que hacer en tu vida cristiana, y una de esas cosas es ser compasivo. - Miguel Núñez

Es necesario tener compasión, de tal forma que cuando tú veas a alguien o conozcas de alguien con desórdenes mentales, tú no lo veas como alguien raro, extraño, sino que tú lo veas como alguien que es portador de la imagen de Dios en un mundo caído que está en necesidad de redención, al igual que cualquier otro que haya pasado por sufrimientos de otra naturaleza.

A Jesús le preguntaron que por qué hablaba en parábolas, y él dijo: Para que viendo no vean. Este no es el contexto de desórdenes mentales o de compasión, simplemente la palabra menciona la posibilidad de tener ojos y no poder ver, de no poder percibir la realidad detrás de lo que se ve. Y eso es parte del problema, nosotros hablamos con personas, escuchamos sus historias y nosotros no podemos percibir la realidad detrás de lo que se está escuchando, entonces eso requiere que oremos para que Dios abra nuestros ojos. Unos ven pero no se conduelen, eso es porque frecuentemente vivimos en un mundo que no pasa de nuestras narices, vivimos muy autocentrados, y en nuestro egocentrismo, brindamos respuestas muy simplistas, y cuando alguien nos cuenta una historia, queremos resolver la historia, y anestesiar el dolor con un: bueno yo voy a orar contigo. Pero después olvidamos lo que acabamos de escuchar. Necesitamos mejores ojos para ver entonces lo que Dios ha puesto delante de nosotros.

Otros ven pero no hacen nada, porque el hacer algo, es un inconveniente. Si tú amas, lo cual no es opcional en el cristiano, si tú amas, la única manera de tú verdaderamente amar es tú poder entrar en los inconvenientes que el otro te causa, de lo contrario, no amas. El amor complica la vida del que ama, sino pregúntales a las madres que se levantan de madrugada, múltiples veces, para atender a sus hijos, y descomplica la vida del amado. Entonces para tener un espíritu compasivo necesitas amar, pero el amar hará tu vida complicada, y a la gente no le gusta eso, y prefieren mantener su vida simple, es más fácil, si no ama, tampoco es compasivo.

Otros ven y al ver, usan la fe cristiana para justificar el no hacer nada, peor todavía. Esto se entiende mejor en el contexto de la siguiente historia de la Biblia, "El Buen Samaritano". Pero eso lo hacemos nosotros también, ejemplo, cuando alguien te pide en la calle, lo primero que viene a tu mente es: Yo no le voy a dar porque estas son gente que son usadas por otros, entonces, sabrá Dios para qué usará ese dinero, y se nos olvida rápidamente que Cristo dijo, al que te pida dale. Nosotros somos expertos en usar nuestra fe para justificar lo que no queremos hacer.

Con la ilustración de "El buen samaritano", dado por Jesús, él está enfatizando que la compasión se comporta de una manera, no es simplemente que se siente, sino que se comporta, la compasión te mueve a hacer algo que quieres resolver el problema del dolor del otro. Como lo hizo el buen samaritano, se ensució las manos al limpiar las heridas del que estaba herido e hizo más que solo eso. La compasión resulta en acción.

No hay un lugar en el planeta tierra donde sea más lógico tener compasión por el otro que en la iglesia de Cristo, no lo hay, no lo puede haber, que en el cuerpo de Cristo, porque es el único lugar donde se puede cultivar la imagen de Cristo, y es solamente la imagen de Cristo que puede ser movido de esta manera.

Lucas 10:36-37: ¿Quién pues de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?, él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

La pregunta no es aquí: ¿Quién es mi prójimo?, sino más bien, ¿Soy yo prójimo?.

Lo que justifica que tú y yo veamos con compasión a la persona que tiene un desorden mental, o cualquier otra dificultad o historia de dolor, es la imagen de Dios en el hombre. Esa idea, nos ayuda a respetar a la otra persona que está frente a nosotros. Se trata de cuidar la imagen de Dios en el otro. La falta de compasión niega la imagen de Dios en ti, porque la imagen de Dios tiene compasión, y niega la imagen de Dios en el otro, porque la imagen de Dios en ti debiera tener compasión por la imagen de Dios en el otro.

Escucha este ejemplo de Miguel Núñez.

Video tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=T8A1vg9UUU8

La compasión es un sentimiento profundo, viene de la raíz griega "Splagnon" que significa "entrañas", de modo que la palabra compasión es como una metáfora, para ayudarnos a entender que esto es algo profundo y Cristo lo tenía cuando frecuentemente fue conmovido por la situación espiritual de quienes estaban alrededor. La compasión es una manifestación externa de algo que está en tu interior, de algo que tú sientes por los demás, de manera que cuando tú te encuentras a ti mismo sin compasión por personas con desórdenes mentales u otro tipo de problemas, a ti lo que te falta es AMOR. De ahí que Cristo dice amarás a Dios y amarás al prójimo. De nada sirve saber mucho de Dios, si tú no amas al otro, la verdad es que es inservible, porque no se trata de conocimiento cerebral, sino de reflejar, glorificar la imagen de Dios que tratamos de redimir en el otro, en los demás.

Cuando irrespetamos la imagen de Dios en el otro, estamos siendo irreverentes con Dios, y la persona con desorden mental porta la imagen de Dios, no importa cuán desenfrenadamente se esté comportando, sigue siendo un portador de la imagen de Dios.

Enfatizamos poco en los resultados de vivir el evangelio, de haber sido impactados y transformados por el evangelio, esto no puede ser algo solo teórico, tiene que ser algo vivencial. Entonces si el evangelio es lo que nosotros decimos que es, cuando tú tienes una persona con un desorden mental delante de ti, tú tienes que vivir el evangelio. ¡Es tiempo de ser verdaderos representantes de Cristo, es decir cristianos!

Los desórdenes mentales no son más que un resultado del órgano llamado cerebro que disfunciona, así como podría disfuncionar cualquier otro órgano del cuerpo. Por lo que es importante que lo sepamos reconocer para saber cómo tratar con eso.

Uno y otra vez la Biblia hace fuerza en "Amar al prójimo", vemos a Dios dándole importancia a esto. Y eso debe ser recordado por nosotros.

¿Recuerdas la historia de Jesús al ver a los 5,000, aquellas multitudes que le seguían?, él vio a las multitudes como ovejas sin pastor, él no solo vio gente, vio sueños rotos, vio personas con depresión y ansiedad, vio hogares quebrantados, vio gente ezquizofrenica, vio gente solitaria, vio más allá que solo multitudes. ¿Y si imitamos a Cristo en esto?

Jesús dijo que: Yo no he venido para ponerte un yugo sobre el cuello que te doble, yo he venido precisamente para ofrecerte algo que te levante, tú que estás doblado por el dolor y el sufrimiento, que te levante que te pueda dar vida y vida en abundancia. Entonces, cuando tienes a alguien con un desorden mental, es posible que él necesite alguna medicación, pero eso no dice que él no está en necesidad igualmente de ministración, ambas cosas son necesarias, porque hay una parte que la medicina no lo puede ni le podrá dar jamás, algo que el psiquiatra secular jamás podrá hacer por él, pero que todavía el pastor, el cristiano, aquel que conoce algo del evangelio todavía puede hacer por él, y cada vez que tú haces algo por él, yo te garantizo que Dios está haciendo algo por ti a través de él, no solamente él te necesita, tú lo necesitas a él para que Cristo forme la imagen de Dios en ti y ayudarte a ser redimido.

Definitivamente, Dios hizo algo por mí cada vez traté con mi amado hermano, y de veras que lo necesité todo ese tiempo, ahora quedo con un legado de su parte, fortalecer mi compasión hacia todos los que padecen desordenes mentales, u otras situaciones de dolor y sufrimiento. Lo que aprendí junto a mi hermano, reconociendo en él también sus virtudes y esfuerzos, hoy se hace más fuerte en mí, y doy gloria a Dios por eso.

Veamos el caso de: La Mujer Samaritana. Una mujer golpeada, maltratada, en necesidad de alguien que la amara, despreciada, viviendo el escenario perfecto donde hubo falta de compasión. Jesús fue intencional en toparse con ella y tan solo un diálogo cambió su cosmovisión de vida.

Video tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=T8A1vg9UUU8

Puntos finales:

La compasión es natural, es resultado de ver la imagen de Dios en el otro, de tú haber experimentado el amor de Dios en ti, de haber sido llenado por Dios, tú no puedes amar hasta que no hayas sido amado, y no puedes amar a tal grado con el cual tú hayas sido amado. 

Para ser compasivos, debemos estar centrados en el otro, en el prójimo que nos rodea. La compasión nos hace pensar: ¿Si yo no hago nada qué pasaría?, es ver la necesidad y querer llenarla.

Que Dios nos libre de solo "apenarnos por la situación de otros", sino que "hagamos algo por llenar la necesidad de los demás", ser INTENCIONALES. Que Dios nos permita conocer su amor tan abrumador que podamos amar así naturalmente y ser compasivos naturalmente, ser centrados en el otro y no autocentrados, querer llenar la necesidad de otros, considerar las consecuencias que el otro puede sufrir si no hacemos algo. Que Dios nos libre de ser egoístas, ya que el egoísmo no tiene sentido de urgencia ni tiempo, ni de las consecuencias del otro, y de alguna manera busca una forma cristiana de justificar su pecado. Tratar de usar a Dios para justificar lo que Dios no haría, es la esencia de lo ilógico que el ser humano puede ser.

De ahí entonces, necesitamos ojos para ver, un corazón para sentir y una voluntad para actuar.

Pudiera contarte mucho más de mi historia con mi hermano, pero solo me gustaría que pudieras ver esto con los ojos bien abiertos, y mires si a tu alrededor hay personas, amistades, familiares, con depresión, ansiedad, esquizofrenias, con estos y otros tipos de desórdenes mentales que los llevan a impulsos y reacciones que para ellos es difícil controlar o lidiar, con quienes puedas vivir el evangelio real, y a quienes puedas ministrar con tu vida. Se para ellos un soporte, una voz de esperanza, un ejemplo de luz y compasión.

Que Dios abra nuestros ojos, para percibir, ver más allá y no encasillarnos los unos a los otros, juzgándonos innecesariamente, dejando de dar una milla extra por quienes sabemos que necesitan ser escuchados y simplemente comprendidos. Que dejemos de dar respuestas simplistas como: "Tu psicólogo debe ser solamente Dios", o, "Eso te pasa porque no estás orando mucho", o, "Eso es satánico, debes leer más la Biblia", o, "Tu enfermedad es del diablo", o, "Estaré orando por ti". Todos necesitamos ser acompañados, oídos y animados.

Los problemas mentales, o desórdenes mentales son algo cotidiano, hay mucha gente sufriendo esto, y poco se habla en nuestras iglesias sobre esto. Muy poco se habla de la cantidad de suicidios generados a partir de estos tipos de desórdenes mentales y que requieren de cristianos compasivos, que sepan tratar con la realidad de estas personas y sean una voz de esperanza en medio de sus ansiedades, preocupaciones y luchas. Que sepamos acompañar a los amigos o familiares que viven con esto y sobrellevar de manera sabia sus tribulaciones y procesos. Que Dios nos ayude a ser más como Cristo y abrazar a quienes luchan aún de manera invisible sus temores, depresiones y ansiedades.

¿Tienes algún amigo o familiar que padezca algún desórden mental?, ¿depresión?, ¿ansiedad?, ¿esquizofrenias?, ve y escúchale, entra en su mundo, será una aventura.

***Te amaré por siempre amado hermano, gracias por cuidarme los fines de semana cuando quedábamos solos tú y yo, por hacerme tus deliciosas cenas y por estar pendiente, recordaré tus pequeños ojos traviesos y tus manos talentosas, gracias por dejarme el legado del reciclaje creativo. Te amo con todo mi corazón, por siempre y para siempre.***

En memoria de Josías Eliasib Leira López.

By, Magdy.

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